A fines de los años ‘50, el mundo de la historieta latinoamericana, que se encontraba ya bastante desarrollado, fue impactado sin aviso previo por la llegada de “El Eternauta”, un bombazo de ciencia ficción dura que empezó a publicarse como tira cómica en un diario nacional y que, a diferencia de los trabajos que lo habían antecedido, presentaba una trama seria y ambiciosa, llena de personajes complejos.
Pese a que el cómic escrito por Héctor Germán Oesterheld e ilustrado por Francisco Solano López es un título indispensable en la historia mundial de la historieta, el impacto que ha tenido fuera de los ámbitos sudamericanos ha sido mucho menor, lo que despierta curiosidad con respecto a la respuesta que provocará el lanzamiento de una nueva serie de Netflix que se encuentra ya disponible en la plataforma y que se basa en el mismo relato.
En la primera versión de “El Eternauta” (porque hubo varias), Oesterheld nos presentó a Juan Salvo, un porteño común y corriente que, al lado de un grupo de amigos en el que se encontraba el profesor de física Favalli, se enfrentaba súbitamente a una nevada tóxica que eliminaba a quien fuera tocado por ella, y que era solo el preludio de una aterradora invasión extraterrestre.
Oesterheld, que era un tipo de izquierda, introdujo ya en esta entrega algunas de las preocupaciones sociales que tenía, aunque de manera mucho más discreta que la que adoptaría en las versiones posteriores que estuvieron a su cargo.
La actual adaptación para la pantalla chica depende en gran medida de la labor de Bruno Stagnaro, quien había dirigido antes la película “Pizza, birra, faso” (1998) y la serie “Okupas” (2000), y que, en este caso, se encargó no solo de la realización, sino que escribió los guiones al lado de Ariel Staltari y un equipo de asesores.
Los retos
“Fue un proceso muy complejo, por toda la presión que tenía encima respecto a la expectativa de los fans, pero al mismo tiempo sencillo, porque yo mismo soy fan de la de la historieta”, nos dijo el mismo cineasta durante una reciente entrevista. “Por lo tanto, me consideraba una voz autorizada para tomar las decisiones que había que tomar para el traslado de un formato al otro y para que estas fueran lo más fieles posibles al espíritu de la historieta”.
“La primera decisión que tomamos, y que en algún sentido fue la más sencilla, fue la de trasladar el relato al tiempo presente, porque creo que esa fue la intención del autor al ir publicando la tira original en las páginas semanales de un diario”, prosiguió. “Con esto, se logró que la historia conviviera con la ciudad en el estado en que se encontraba en ese momento”.
En una entrevista separada, Ricardo Darín (sí, el aclamado protagonista de “Nueve Reinas”, “El secreto de sus ojos” y “Argentina, 1985”) y César Troncoso (“Infancia clandestina”), quienes interpretan a Solo y a Favelli, respectivamente, nos hablaron de lo que los llevó a incorporarse a un proyecto de proporciones insólitas en el mercado latinoamericano debido a su nivel de producción.
Darín, por ejemplo, no había hecho casi series de televisión en los últimos 25 años, y esta era la primera producción de su carrera que se encuentra anclada en el género de la ciencia ficción. “Me pareció tanto una aventura como un desafío, pero me atrajo mucho el hecho de que tenía a bordo a muchas personas que conozco, lo que me dio la tranquilidad de saber que meterme en esto no era locura”, manifestó.
Ya conocía el cómic, que se empezó a publicar el mismo año de su nacimiento, aunque, durante su infancia, era seguidor de historietas “mucho más superficiales y divertidas”. Sin embargo, con el paso del tiempo, redescubrió la emblemática obra, lo que lo llevó a estar plenamente familiarizado con su historia, su origen y sus intenciones al momento de recibir la invitación para encabezar esta serie.
Troncoso, por su parte, había hecho mucha más televisión en los tiempos recientes, lo que no quiere decir que esta no sea la producción más espectacular de su carrera. “Nosotros tenemos muchas expectativas por el nivel de calidad de la serie y por el empleo de las herramientas técnicas que se usaron para construirla”, nos dijo. “En lo que me toca, siempre he sostenido que mi participación era muy justa, porque vengo leyendo historieta argentina -que es de altísima calidad- desde los años ‘80, y tenía mucho conocimiento de la obra de Oesterheld, incluso más allá de ‘El Eternauta’”.
“Mi yo adolescente se sintió muy gratificado por poder participar en la adaptación de una de las obras mayores de la historieta argentina, y además, con el cobijo de una producción tan bien sostenida”, agregó el uruguayo.
En busca de la conexión directa
En cierto punto de su carrera, Oesterheld intensificó su labor militante, tendiendo la mano hacia actividades guerrilleras e identificándose con los montoneros de su país. Esto le costó la vida, ya que, en 1997, tanto él como sus cuatro hijas fueron detenidos por fuerzas de la dictadura militar y pasaron de inmediato al rango de los desaparecidos.
Hacer una adaptación de la obra cumbre de un autor así en los tiempos que vivimos no es un detalle intrascendente; sin embargo, a lo largo de las entrevistas que nos ofrecieron, los involucrados en la serie esquivaron casi por completo las declaraciones políticas, pese a que la producción de Netflix se inicia con imágenes elocuentes sobre los cortes de agua y de luz que afectan hoy en día a Buenos Aires, como lo comprobamos durante una reciente visita a esa ciudad.
“Me interesa más cuando se separan la opinión del autor y la lógica interna de su obra”, nos dijo Stagnaro. “La primera versión del cómic, que es la que nosotros tomamos de base, era una tira política en el sentido de que la visión humanista de la vida que tenía Oesterheld estaba impregnada en la que contaba; pero no era una tira militante, como sí lo fue la secuela”.
En ese sentido, el director y guionista prefirió enfocarse en lo que le transmitía la obra como lector y en tratar de ser honesto con los sentimientos que ésta despertaba en él, para no tener que darle tanto peso a “cuestiones de orden externo”, como las define.
“Es cierto que la ciencia ficción dialoga ineludiblemente con el presente y que uno tiene una visión que posiblemente quede impregnada en lo que hace, por lo que no creo que exista la posibilidad de que esta obra no tenga una lectura política”, admitió. “Pero lo que pretendo aquí es crear una conexión directa entre el espectador y la obra, y que cada uno saque la conclusión que quiera sacar”.
Cuando planteamos la misma interrogante ante Darín y Troncoso y mencionamos el asunto de los cortes de luz en la capital gaucha, las respuestas tomaron un camino más general… y más divertido. “Tenemos conocimiento de que en este momento hay un corte generalizado de luz en Europa”, nos dijo el primero, aludiendo con ello a las recientes circunstancias que afectaron a España y Portugal.
“Así que esto no es exclusividad del cono sur; está pasando en todo el mundo”, añadió. “Hasta parecería que fue ideado promocionalmente por Netflix”. Solo nos falta una invasión extraterrestre, le dijimos. “Ya llega, ya llega. Hay que tener paciencia”, respondió, mientras mantenía la sonrisa.
Con los demás
Se quiera o no hablar de política, “El Eternauta”, incluso en su versión original, tenía un claro tono colectivista que respondía sin duda a los ideales de Oesterheld y que se traslada también a la serie.
“La cuestión del héroe colectivo es esencial en toda la obra de Oesterheld, representada por el logo de ‘nadie se salva solo’”, reconoció Stagnaro. “Pero no es algo que se da desde el comienzo, sino que los personajes van descubriendo”.
“La primera reacción que tienen los personajes, empezando por Favelli -quien es de alguna manera la voz autorizada dentro del grupo-, es una actitud de desconfianza hacia lo de afuera, de temor ante la falta de autoridad”, describió. “Y no le falta razón, porque a las pocas horas de que empieza la nevada, ya hay conflictos entre los humanos que derivan en violencia y muerte”.
Darín está de acuerdo en que la complejidad de los individuos que se enfrentan a esta invasión es uno de los puntos fuertes de la flamante producción. “Lo interesante de la serie es que construye personajes que no son de una sola pieza, sino que son personajes con contradicciones, con luchas internas, con miedos”, afirmó. “Sin embargo, es a partir de eso que empiezan a descubrir la necesidad de no priorizar lo propio, sino el colectivo. No te salvás si no es acompañando al otro y siendo acompañado por el otro”.
“Cuando la serie dice ‘nadie se salva solo’, no está hablando únicamente de la ciencia ficción y del contenido de esta historia, sino de nosotros, los individuos; necesitamos al de al lado para poder vivir cada vez mejor”, añadió. “Y si se trata de un caso extremo, tenemos que luchar contra nuestros propios demonios para poder construir un colectivo que pueda hacerle frente a una amenaza tan inmensa y tan misteriosa”.
Un mundo nuevo
Fuera de cualquier consideración vinculada a la adaptación y al desarrollo de la narrativa, la versión audiovisual de “El Eternauta” se enfrentaba a desafíos considerables en lo que corresponde a la puesta en escena, ya que la obra original se inicia con un fenómeno atmosférico masivo que nunca se ha producido en Buenos Aires -donde se filmó casi todo- y, más adelante, incluye grandes batallas entre humanos y criaturas insectoides.
“Una de las cosas que más me motivaban de meterme en este mundo era encontrar la manera de apropiarnos de las dificultades de hacer algo como esto desde nuestro país y con nuestra idiosincrasia”, precisó Stagnaro. “Es decir, no caer en un esquema en donde todo dependiera de productoras de afuera, porque posiblemente hubiéramos terminado metidos en un esquema donde nos hubieran dicho: ‘Ok, tomen estas tres cuadras y metan su historia dentro’”.
Una vez que el cineasta tuvo acceso a los recursos y a las estrategias necesarias para hacer todo en su propio país, se dio cuenta de que tenía que hacer lo posible para no quedar preso de la misma tecnología que le había abierto sus puertas. “Era imprescindible que las herramientas de CGI y el escaneo que conseguimos para las calles llenas de nieve no terminaran comiéndome como director y alejándome de la dimensión humana que había que mantener”, insistió.
“Lo más particular de ‘El Eternauta’ es que, si bien te cuenta la historia de una invasión gigantesca, te la cuenta desde una perspectiva muy al ras del piso, muy de ir al lado de los personajes, descubriendo a qué se están enfrentando, que es algo desconocido”, prosiguió. “Siempre sentí que, si teníamos algo que aportar a la constelación de ciencia ficción en el mundo, era una mirada neorrealista del género que resultara bien cruda”.
Para los actores, tener que desenvolverse en medio de un entorno de rodaje tan inusual fue algo realmente novedoso. “Lo más difícil de la ciencia ficción, en mi humilde opinión, es actuar; lograr que los actores y las actrices estén a cargo de sus roles, de sus sentimientos, de sus contradicciones, de sus aciertos y de sus desaciertos”, reflexionó Darín. “Generalmente, el género se lleva por delante todo lo demás en función de los efectos especiales, de la posproducción, de los monstruos que le tocan a cada una de sus producciones”.
En sus palabras, es difícil actuar dentro de ese contexto, tratando de preservar las características particulares de un oficio que es “más mesurado y reflexivo, y en el que las emociones se encuentran bajo el control de los intérpretes”.
“Uno de los aprendizajes más grandes que me ha dado esta primera temporada es la manera en que se logró encontrar un balance perfecto entre el aspecto espectacular y el realista”, apuntó. “Siento que he aprendido muchísimo de eso y de todo el planteo que hicieron los distintos departamentos técnicos. Fue realmente asombroso”.
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