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Cuando respondió nuestra llamada, Emiliano Brancciari se encontraba en ambiente familiar, disfrutando de un merecido reposo en el balneario uruguayo de Playa Hermosa. Pero sería absurdo decir que se pasa la vida de vacaciones o que se ha dormido en sus laureles, porque es todo lo contrario.
De hecho, la situación en la que lo encontramos parece ser de lo más inusual, cuando se considera que, en realidad, el vocalista y guitarrista de No Te Va Gustar es un sujeto incansable. Pese a que NTVG (como se conoce también a su proyecto principal) no ha publicado un disco inédito en estudio desde el 2021, el grupo uruguayo ha lanzado no uno, sino dos álbumes en vivo entre el 2024 y el 2025; acaba de dar a conocer una nueva colaboración con el dúo El Zar (llamada “Parte de mí”), y, hace un mes, el mismo Brancciari estrenó su segundo trabajo como solista, “La sombra en luz”.
El respiro iba además a ser breve, porque, unos cuantos días después, el músico se subiría nuevamente a un avión con la finalidad de emprender una mini gira estadounidense que se iniciará el 1ro de mayo en el Catch One de Los Ángeles y que pasará después al Maya Nightclub de Redwood City, el Revolution Live de Fort Lauderdale y el White Eagle Hall de Jersey City.
“Se descansa poco, pero el motor artístico es el arte, así que siempre hay ganas de hacer cosas nuevas”, nos dijo Brancciari a través de una conexión por Zoom. “De hecho, este año vamos a grabar un nuevo disco con No Te Va Gustar, así que estamos muy metidos con eso”.
¿Y le resulta difícil mantener un ritmo semejante?, le preguntamos. “No, es bastante natural; ya lo tengo asimilado y lo disfruto un montón”, respondió. “Obviamente que también gozo de los momentos más privados; ahora mismo estoy con mi hijo, disfrutando el último fin de semana antes de salir de nuevo a tocar”.
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En otras tierras
El tour actual se encuentra relacionado a las celebraciones por los 30 años de carrera de NTVG, lo que significa que el repertorio será bastante largo y que intentará incluir temas relevantes de los 10 títulos en estudio que el combo ha lanzado hasta el momento.
El hecho de contar ya con una trayectoria tan larga no puede haber pasado desapercibido para los integrantes de la banda; sin embargo, en lo que respecta a nuestros predios, la historia es mucho más corta, porque, hasta hace relativamente poco, NTVG solo generaba reconocimiento entre unos pocos entendidos dentro de la Unión Americana.
“Nos pasó algo similar a lo de Europa, a donde empezamos a ir hace como 10 años”, retomó Brancciari. “Al principio, nuestro público era más uruguayo, acaso argentino; pero las cosas fueron cambiando con las plataformas y nuestras visitas a toda Latinoamérica, por lo que, ahora, nuestros conciertos [internacionales] tienen una mezcla impresionante de gente que ha provenido de países distintos”.
En diversos puntos de su historia, NTVG le ha rendido tributo a agrupaciones argentinas que han tenido un éxito absolutamente arrollador en el área del Río de la Plata, como es el caso de Los Redonditos de Ricota, pero que son mayormente desconocidas fuera de esos territorios, porque obtuvieron tanta fama en ellos que decidieron (o no necesitaron) expandir sus alcances a otras geografías.
“Si queríamos vivir de la música, teníamos que salir de Uruguay, porque el mercado de aquí es muy pequeño, con pocos habitantes, casi todos concentrados en Montevideo”, señaló el cantante. “Tomamos hace mucho la decisión de poner todo nuestros esfuerzos en convencer a la gente con nuestra música en vivo y en invertir el dinero que ganábamos en Uruguay para poder comprar los pasajes que necesitábamos para hacerlo, pese a que, en esos momentos, no había redes sociales ni nada, por lo que todo funcionaba con el boca a boca”.
En ese sentido, NTVG ha tenido una suerte similar a la de El Cuarteto de Nos, una banda uruguaya todavía más antigua (se formó en 1984) que se volvió igualmente popular en tierras del Tío Sam en los últimos tiempos.
“Ahora que la distribución de la música no depende tanto de intermediarios y que puedes escuchar la de cualquier artista de cualquier país en cualquier país, el asunto se ha democratizado”, dijo Brancciari. “Si haces bien las cosas, te escuchan en cualquier lado, y eso está buenísimo”.
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Forma de pensar
Debido a la amplitud de su repertorio, es difícil hablar de NTVG de manera categórica. Sin embargo, una revisión más o menos prolongada de su obra nos llevó a determinar que, en términos generales, muchas de las composiciones de su líder ofrecen una mirada crítica sobre problemáticas sociales y se refieren a los defectos individuales de seres humanos que actúan de manera incorrecta.
“Yo trato de escribirle a las cosas que me tocan; a lo que me pasa a mí, a lo que pasa a mi alrededor, al modo en que veo la sociedad, a las cosas que me indignan, a las cosas que quisiera cambiar”, advirtió el compositor. “Siempre desde un lugar subjetivo, porque es mi manera de ver el mundo, y con las mismas palabras simples que uso para hablar”.
“Pero esto ha ido evolucionando, claro, sobre todo en lo que respecta a tener cada vez menos miedo de decir las cosas o de exponer mi intimidad y mis sentimientos”, agregó. “Al principio, me costaba más”.
Sea como sea, Brancciari ha mostrado su visión solidaria de la vida desde el inicio de su carrera, como lo prueba “Me cuesta creer”, un tema del 2002 que criticaba la falta de empatía; y en el 2008, dio a conocer “Rata”, una composición con un título particularmente elocuente que parece referirse a las personas violentas y rencorosas.
Aunque sus letras pueden resultar a veces ambiguas, hay algunas que van directo a la vena, como es el caso de la de “El Oficial”, un tema del 2006 que se refería específicamente a la masacre cometida por un ex agente de policía de Buenos Aires que asesinó a sangre fría a tres jóvenes en una estación de servicio.
“A veces te dan ganas de ir directo y otras no; es algo que sale una vez que estoy con la guitarra. No lo pienso mucho, la verdad”, reflexionó. “Mis ideales están ahí, pero también dejo que la gente interprete lo que quiera. Es difícil escaparte del panfleto, pero hay que hacerlo”.
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Nuevos caminos
Acercándose al presente, el trabajo más reciente en estudio de NTVG, “Luz” (2021), incluye una canción de sonido contundente, llamada “Venganza”, que habla claramente de feminicidios, y que cuenta con la colaboración de la joven rapera argentina Nicki Nicole.
“Nicki escribió su parte y eso le sumó un montón, porque era importantísimo tener el punto de vista de una mujer”, precisó nuestro entrevistado. “Se terminó generando algo fuerte, y lo notamos en los conciertos cada vez que la tocamos”.
La colaboración indica claramente que los integrantes de NTVG buscan conectarse también con una audiencia joven que no responde necesariamente a las tendencias de su público cautivo.
“Somos una banda de rock que vive como banda de rock y que siente la música de esa manera, pero que ha tocado un montón de géneros y que se ha enriquecido abriéndose a unas nuevas generaciones que se han enriquecido también con nosotros”, explicó Brancciari. “Cuando encontrás a alguien que es talentoso, por más que haga otros géneros, las cosas salen bien. En esta canción, parece que Nicky hubiera tocado con nosotros de toda la vida”.
El artista reconoce que existen todavía puristas que rechazan este tipo de acercamientos, pero asegura no prestarle atención a esas consideraciones. “Desde el primer disco, tomamos la decisión de que íbamos a hacer lo que nos gustara”, apuntó. “En ese momento, era mucho más difícil tener una banda de rock con instrumentos de viento y hacer varios géneros, pero dijimos que no íbamos a ponernos límites”.
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De aquí y de allá
Sucede que, musicalmente, NTVG tampoco ha sido una entidad inmutable. Pese a mantenerse dentro de los cauces del rock, su música ha ido cambiando con el paso del tiempo, acercándose y alejándose del ska, de la murga, del reggae, del punk y de otros estilos.
“Todo depende de lo que estemos escuchando en el momento en que creamos”, retomó Brancciari. “Pero no es algo que intelectualicemos mucho antes de grabar; es lo que nos va saliendo. No decimos: ‘Vamos a hacer tal o cual cosa’”.
En todo caso, el músico asegura tener gustos muy amplios que se satisfacen mayormente a través de su extensa colección de discos de vinilo, en la que según él “hay de todo”, pero que tiene una excepción. “Estoy abierto a lo que sea… menos al reggaetón”, precisó.
Brancciari nació en Buenos Aires y se fue a vivir con su madre a Montevideo cuando tenía 12 años. Lo interesante de todo esto es que, a diferencia de las incontables personas que tienen que dejar sus países de origen por diferentes razones y que se ven forzadas a adaptarse a costumbres y culturas que desconocen, el vocalista no se ha sentido nunca como un inmigrante, o al menos como uno marcado por los típicos conflictos de identidad que se producen en otros casos.
“Sinceramente, no siento la diferencia, porque desde niño venía de vacaciones a Uruguay, mientras que la mitad de mi familia es uruguaya y la mitad es argentina”, precisó. “Nunca sentí que era de un lado o del otro. El único problema que tengo es cuando los dos países se enfrentan en el fútbol, porque no quiero que pierda ninguno”.
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