El agua en el manto de nieve de las montañas de California está apenas por debajo del promedio a medida que comienza la primavera, y una tormenta invernal que se acerca a Sierra Nevada debería brindar un impulso.
La capa de nieve a nivel estatal midió el 90% del promedio el viernes, justo antes del pico previsto para el 1 de abril, antes de que el sol comience a derretir la nieve más rápido de lo que puede acumularse, enviando agua a arroyos y riachuelos a medida que las tormentas disminuyen en la primavera, dijo Andy Reising, gerente de la unidad de estudios de nieve y pronóstico de suministro de agua del Departamento de Recursos Hídricos.
“El noventa por ciento es bastante bueno. En general, me siento positivo”, declaró Reising a los periodistas mientras nevaba en la estación Phillips, en las montañas del este del estado, uno de los más de 250 sitios donde se tomaron mediciones.
La noticia llega en un momento en que se espera que más tormentas arrojen precipitaciones sobre el norte de California a principios de la semana, lo que llevó a las autoridades a acelerar el censo de nieve para evitar viajar durante condiciones peligrosas. También se produce cuando casi todos los embalses de California están por encima de su capacidad histórica tras dos inviernos húmedos tras una sequía severa que obligó a reducir drásticamente el consumo de agua en ciudades y granjas.
Los funcionarios estatales dijeron que proporcionarán una actualización de la encuesta la próxima semana después de la tormenta.
La capa de nieve proporciona aproximadamente un tercio del agua que se utiliza anualmente en California, donde viven 39 millones de personas y se cultiva gran parte de las frutas y verduras frescas del país. El estado ha construido un complejo sistema de canales y presas para captar y almacenar el agua en embalses para los meses calurosos y secos, cuando no llueve ni nieva.
Si bien las zonas norte y central del estado están inundadas, Reising advirtió que el sur de California, incluyendo Los Ángeles, ha recibido mucha menos precipitación de lo habitual. La mayor parte del sur de California se encuentra nuevamente en una sequía moderada a extrema, según el Monitor de Sequía de EE. UU.
“Sabemos que las inundaciones y las sequías pueden ocurrir en cualquier momento. Es propio de California esperar eso”, dijo Reising.
En la estación Phillips, los funcionarios registraron una profundidad de nieve de 39,5 pulgadas (100 centímetros) y un contenido de agua de 17 pulgadas (43 centímetros), lo que representa el 70% del promedio de la ubicación, dijo.
La administración Trump se ha interesado profundamente por la situación hídrica de California, prometiendo enviar más agua a través de una red federal a los agricultores del estado y reservar menos para intereses ambientales. Ha criticado duramente al estado por lo que él llama una mala gestión del agua y ha culpado a las políticas ambientales estatales de los problemas hídricos durante los incendios forestales de Los Ángeles, aunque ambos factores no estaban relacionados.
Este año, las asignaciones del Proyecto Estatal de Agua de California alcanzan actualmente el 40% de los suministros solicitados, similar al año pasado . El Proyecto abastece de agua a 27 millones de personas y 750,000 acres (303,514 hectáreas) de tierras agrícolas, y las asignaciones varían considerablemente durante los años húmedos y secos.
Jennifer Pierre, gerente general de Contratistas de Agua del Estado, dijo que cree que los funcionarios de California podrían haber liberado más agua este año y quiere ver una toma de decisiones más ágil en respuesta a las condiciones que cambian rápidamente.
“Tenemos este desajuste entre la hidrología y la asignación, y ¿cuáles son los diferentes cambios físicos y políticos que deben realizarse para abordarlo?”, dijo Pierre.
Peter Gleick, cofundador del Instituto del Pacífico con sede en Oakland, dijo que los principales embalses del estado están en buenas condiciones, pero los agricultores de California siempre querrán más agua de la que el medio ambiente puede proporcionar.
“Nunca deberíamos permitir que un buen año hídrico nos haga caer en la complacencia”, dijo Gleick. “Nunca tenemos suficiente agua para desperdiciarla”.
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